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Al iniciar su mandato, el presidente Javier Milei disolvió o degradó diferentes ministerios, entre ellos, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que pasó a ser una Subsecretaría dentro de la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes. En este período de reestructuración, Ambiente, como todas las áreas del estado nacional, operó sin presupuesto actualizado, replicando el presupuesto del 2023. Este año, en cambio, el Poder Ejecutivo envió al Congreso el proyecto de Ley de Presupuesto Nacional 2026.
Un análisis del proyecto de Presupuesto 2026 nos deja atónitos: si sumamos todas las asignaciones propuestas para los temas ambientales del país, no superan el 0,03% del total. Es decir que solo se está destinando el 0,03% del presupuesto nacional para la protección de nuestra casa común.
Para tomar una dimensión del nivel de desfinanciación propuesto, la Ley de Bosques prevé un fondo que no debe ser menor al 0,3% del presupuesto nacional (y sin tener en cuenta que a ese 0,3% debería sumarse el 2% de las retenciones a exportaciones agrícolas y forestales). Ningún gobierno ha dotado a la Ley de Bosques con el financiamiento que le correspondería. No obstante, el presupuesto que hoy se propone asignar a todos los temas ambientales del país es el 10% del presupuesto que debería recibir la Ley de Bosques para la protección y promoción del manejo sustentable y la conservación de los bosques nativos.
Y este es un ejemplo. Si tomamos la partida para la evaluación y control de productos químicos y residuos, vemos que se le asigna el 0,007% del presupuesto, cuando en 2023 ese porcentaje representaba el 0,07%.
En las asignaciones presupuestarias para apoyar actividades que afectan a la conservación ambiental y el desarrollo sostenible la situación es diferente. Solo para la formulación y ejecución de política de hidrocarburos el proyecto plantea destinar 1.154.999 millones de pesos. Sólo este número es 22 veces el total asignado a todos los temas ambientales.
Sabemos del contexto que afronta nuestro país. El presidente de la Nación ha expresado su convicción con relación a la llegada de inversiones vinculadas a minería, explotación de hidrocarburos, mayor desarrollo agropecuario, entre otras actividades que, si no son bien desarrolladas, pueden traer impactos ambientales negativos.
Es inentendible que se pretenda separar al ambiente y a la producción que no son más que dos caras de una moneda que debe consolidar el desarrollo de una sociedad para satisfacer sus necesidades, sin comprometer la posibilidad de las generaciones futuras de satisfacer las propias.
A la espera de la llegada de las inversiones para asegurar el desarrollo económico del país, solicitamos a los legisladores que, durante la discusión del Presupuesto Nacional 2026, aumenten las partidas presupuestarias necesarias para asegurar que el desarrollo económico que todos deseamos se alcance de manera sustentable. Desarrollo y sustentable son también dos caras de una moneda: si el desarrollo no es sustentable, no es desarrollo, sino transferencia de recursos, donde ambiente y sociedad suelen salir desfavorecidos.
Por un ambiente completo, no por medio ambiente, esperamos que los legisladores nacionales respondan también a la responsabilidad para la que fueron elegidos.
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