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El ministro de Economía Luis Caputo adelantó que el Gobierno buscará conseguir unos US$ 1.000 millones en la colocación del nuevo bono del Tesoro en dólares este miércoles, y que espera convalidar una tasa de interés menor al 9% anual.
Así lo anticipó el jefe del Palacio de Hacienda en un evento ante inversores. Aseguró que ese monto y ese costo financiero es el "objetivo central" que se planteó el equipo económico para esta operación de deuda. Será la primera emisión de un título en dólares desde enero de 2018.
El Ministerio de Economía afrontará en los primeros días de enero vencimientos de bonos por unos US$ 4.200 millones y busca hacerse de divisas para no pagarlos con reservas del Banco Central.
En un evento organizado por la Fundación IEB, Caputo explicó que la colocación de este miércoles formó parte de una estrategia financiera más amplia y que también incluyó conversaciones con bancos internacionales, que “ofrecieron 7 mil millones de dólares” a manera de préstamo directo (repo).
El Gobierno descartó ese monto total ofrecido porque exploraba otras alternativas, una de las que terminó siendo el Bonar 2029 que saldrá al mercado el miércoles. Si bien no arriesgó a cuánto podría bajar el riesgo país una vez que se ejecute la operación, dijo que hay margen para que ese indicador caiga. "A esta altura pensé que estaríamos en 300 o 350 puntos (actualmente supera los 600), evidentemente todavía no tenemos la credibilidad que nos gustaría tener", admitió.
El ministro se enfocó luego en el esquema cambiario y en la discusión con el FMI. Aseguró que "hay consenso" con el organismo para conservar las bandas y afirmó que “no vamos a salir de las bandas ni empujar el dólar para arriba”, dijo en conversación con el presidente y fundador de IEB Juan Ignacio Abuchdid.
Planteó que la administración buscó acumular reservas de forma “ordenada y barata”, en referencia a que no implique una emisión de pesos alta, y rechazó la idea de una flotación inmediata. Según describió, las bandas “ganaron mucha credibilidad” y “resistieron un ataque histórico”, por lo que consideró que el esquema “va a seguir y da certidumbre”.
Caputo sostuvo que la acumulación de reservas debe acompañar el aumento de la demanda de dinero. Advirtió que una compra acelerada implicaría emisión no convalidada por el público y “generaría inflación”, además de disparar un costo financiero por la esterilización, que el BCRA debería realizar a través de pasivos remunerados, que pagan una tasa de interés.
Y describió el espacio potencial para recomponer reservas: con el mismo ratio de base monetaria anticipado para el año próximo, existiría margen para adquirir “7 mil millones de dólares”, cifra que se duplicaría si la relación con el PBI creciera un punto.
Aclaró, de todos modos, que también se requiere una oferta suficiente de divisas y recordó que el mercado de cambios operó “menos de 200 millones de dólares por día”, en parte porque muchos agentes “se adelantaron” y dolarizaron posiciones antes de las elecciones.
El ministro remarcó que la administración avanzó “paulatinamente” en la salida del cepo. Consultado por el fin del cepo vigente para las empresas, que “cuanto más podamos eliminar las últimas restricciones mejor, pero no nos apura nada en particular” y justificó un enfoque gradual por la necesidad de recuperar credibilidad.
“Es pretencioso flotar en un país con esta volatilidad política”, expresó, y afirmó que el Gobierno mantuvo un rumbo que buscó “bajar tasas e impuestos” frente a “un modelo de suba constante”.
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