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El poder preventivo de amamantar

hace 20 horas en perfil.com por Iardena Stilman*
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Octubre se tiñe de rosa. Las calles, las campañas, las redes sociales y los medios se visten de lazos que nos recuerdan la importancia de la detección temprana del cáncer de mama. Es un mes necesario: hablar de salud mamaria, de controles y de autocuidado salva vidas. Pero en medio de esos recordatorios —muchas veces atravesados por discursos médicos y técnicos—, hay un gesto cotidiano, íntimo y profundamente poderoso que también cuida: amamantar. La lactancia es muchas cosas a la vez. Es alimento, es vínculo, es sostén emocional, es construcción de salud para el presente y el futuro. Y también, aunque no siempre se diga con suficiente fuerza, es una práctica preventiva frente al cáncer de mama. Diversos estudios en todo el mundo han demostrado que amamantar reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama, especialmente cuando la lactancia se sostiene de manera prolongada.

Amamantar no es fácil: falta de licencias laborales adecuadas, escaso acompañamiento profesional, presiones sociales, desinformación o soledad"

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida y continuarla, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más. Esta práctica no solo protege la salud de niñas y niños, sino también la de las personas que amamantan. Los mecanismos por los cuales la lactancia ejerce un efecto protector son múltiples:

Menor exposición hormonal: al amamantar se produce una supresión de la ovulación que disminuye la exposición acumulada a estrógenos, hormonas que pueden favorecer el desarrollo de algunos tipos de cáncer de mama.

Maduración celular. Las células mamarias se transforman durante la lactancia, volviéndose más resistentes a cambios que podrían derivar en malignidad.

Eliminación de células dañadas: cuando la lactancia termina, el tejido mamario atraviesa un proceso de “involución” que ayuda a eliminar células con posibles alteraciones.

Estos procesos, combinados, explican por qué cuantos más meses o años de lactancia, mayor es la protección para las personas con capacidad de amamantar.

Es importante aclarar que la lactancia no “inmuniza” frente al cáncer: ningún factor por sí solo puede garantizar la prevención absoluta. Pero sí representa una herramienta concreta y poderosa que muchas veces queda invisibilizada en las campañas de salud. Cuando hablamos de prevención, no podemos quedarnos solo con los chequeos médicos, que son necesarios y previenen. Necesitamos hablar también de prácticas de vida, condiciones sociales y derechos que hacen posible sostenerlas. Amamantar no siempre es fácil ni está garantizado. Muchas mujeres y personas lactantes enfrentan dificultades para iniciar o continuar la lactancia: falta de licencias laborales adecuadas, escaso acompañamiento profesional, presiones sociales, desinformación o soledad. Por eso, hablar de lactancia como herramienta de prevención no es cargar más responsabilidades sobre las madres: es reclamar políticas públicas, redes comunitarias y sistemas de salud que acompañen con responsabilidad y respeto. En este mes rosa, mientras reforzamos la importancia de los controles y la detección temprana, también podemos ensanchar la conversación. Prevenir es también crear contextos que cuiden: licencias por maternidad dignas, espacios para amamantar en los lugares de trabajo, acompañamiento respetuoso y acceso a información clara y confiable. Prevenir es reconocer que el cuerpo que amamanta no solo nutre, sino que también se cuida a sí mismo y cuida al entorno. La lactancia no es solo un acto íntimo entre quien amamanta y su bebé: es un hecho de salud pública.

Reconocer su poder preventivo es parte de construir una sociedad que cuida de manera integral, sin separar la salud del afecto, la prevención del sostén comunitario. Este octubre, además de mirarnos, palparnos y hacer nuestros controles, miremos también esos gestos cotidianos que salvan vidas. Acompañar y apoyar la lactancia, protegerla, hacerla posible, es también parte de la lucha contra el cáncer de mama. Porque amamantar no es solo nutrir: es prevenir, es cuidar, es amar y es apostar a una sociedad mejor y sí, es tarea de todos defenderla.

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