
Cuando hablamos de Inteligencia Artificial no hablamos de tecnología. ¿Pero qué dice este tipo? ¿No se trata de computadoras, centros de datos y modelos de lenguaje? Sí, claro; pero esa es sólo la cáscara.
La Inteligencia Artificial es en realidad una herramienta para promover el mayor cambio político, cultural, económico, social, educativo, laboral y cognitivo en la historia de la humanidad. Un cambio tan dramático que nos obliga a replantearnos el rol de los seres humanos sobre la Tierra.
La IA desata pasiones. Promueve un debate binario que nos tiene enredados. Es maravillosa y terrible, es luz y sombra, es esperanza y peligro, es progreso y a la vez retroceso del factor humano.
Pero, asomando un poco la cabeza por encima del ruido de las discusiones, es posible descubrir la verdadera naturaleza del conflicto. La Inteligencia Artificial no es el problema. El peligro son los intereses que hay detrás. Es decir, el mundo que tienen diseñado en sus pantallas los tecnomagnates. Los cinco tipos que deciden el rumbo de la innovación.
Se trata de un mundo para muy pocos, donde el poder económico manda sobre el poder democrático"
Se trata de un mundo para muy pocos, donde el poder económico manda sobre el poder democrático. Un mundo fragmentado, desconectado, automatizado. Un mundo previsible, como un campeonato donde siempre ganan los mismos.
Esos tipos tienen más plata y poder que la mayoría de los países del planeta; están dispuestos a todo conpor sus sueños de silicio"
Por eso, si angustia el paquete de cambios que trae la IA, hay que cambiar el foco. No tiene sentido preocuparse por los fierros y las aplicaciones. Se debe poner la mirada en los que manejan los hilos del negocio. Esos tipos tienen más plata y más poder que la mayoría de los países del planeta y, lo peor, están dispuestos a todo con tal de cumplir sus sueños de silicio.
Las corporaciones son las protagonistas de esta videocolumna que actualiza una vieja pregunta ¿Quién y cómo le pone límites a la ambición sin desalentar el progreso?
