“Lo que dijeron Vidal o Guelar, más allá del insulto fuera de lugar, es lo que piensan muchos”. La confesión de un importante dirigente del PRO, ante la consulta de Infobae, grafica un estado de situación. La decisión de Mauricio Macri de impulsar un acuerdo electoral con La Libertad Avanza, tanto en CABA como en otras nueve provincias, generó una reacción en cadena interna. Los cuestionamientos que hace dos semanas se hacían en reuniones privadas ahora tomaron estado público, con un diagnóstico común: se puso en peligro que el partido amarillo pierda su identidad y termine diluido en las filas libertarias.
La exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal fue una de las primeras en fijar postura pública con un mensaje grabado y difundido en redes sociales. “No estoy dispuesta a ceder mis convicciones por una elección ni por un cargo”, afirmó la diputada nacional, horas después del anuncio oficial del pacto en CABA. Con tono crítico, sostuvo que el acuerdo con el oficialismo libertario implicaba “perder la identidad y los valores” que dieron origen al PRO.
Desde el sur del país, el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, expresó su desacuerdo en reiteradas oportunidades. “Es un error estratégico y político. El PRO tiene que defender su lugar y su historia”, sostuvo en diferentes entrevistas. A principios de esta semana, planteó: “iIr al resguardo de los vencedores es muy sencillo, es tomar atajos e ir a la cómoda”.
Más duro fue Diego Guelar, exembajador en Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y China, quien fue apartado del equipo de asesores de política internacional del PRO tras calificar a Macri como un “reverendo hijo de puta” y acusarlo de “ponerle el último clavo al cajón” del partido amarillo. Consultado por Infobae, el exdiplomático aseguró: “Fuera de la puteada, que no la retiro, pero no la repito, mi mayor desacuerdo es con la decisión de entregar al PRO”.