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Milei: después de la súper semana de pizza y champán, viene una de acidez

hace 7 horas en clarin.com por Clarin.com - Home

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Ricardo Roa

La pregunta no vale un millón porque entre nosotros presidentes y vices generalmente se llevaron mal, tal vez porque eso de estar segundos del que manda, elegido por el voto sólo para tocar la campanita en el Senado, en algún momento despierta sensaciones de ninguneo.

Si la vice llegó a vice es porque tiene aspiraciones mayores pero que, conseguido el puesto, tiene que meterlas en bolsa. Villarruel pasa el mensaje de que ella no está para eso. Provoca. Y Milei, enfurecido, desparrama el mensaje de que, si no se está con él, sencillamente se está en contra del él. Como decía Kissinger: no son las razones sino las pasiones las que complican a los políticos argentinos.

Con alguna dosis de sensatez, cualquier gobierno podría aspirar a un segundo ciclo repitiendo fórmula. O, si hay desgaste, tener mensaje de que hay reemplazo sin necesidad de arriesgar con nombres nuevos. Depende de los resultados. Pero los resultados dependen de la institucionalidad, porque de ella depende que vengan o no inversiones como las que necesitamos. En sencillo: que el gobierno sepa edificar confianza. Y si arriba no la hay, difícil que el chancho vuele al menos todo lo que podría.

Arriesguemos que haya pipa de la paz, pero arriesguemos hasta aquí nomás, porque la pelea viene de largo, cuando Milei le sacó las áreas de Defensa y de Seguridad. Milei está lanzado a disciplinar a Villarruel como sea, sin darse cuenta de los costos que puede pagar por eso - o despreciándolos- y los villarruelistas, después de decir no escalemos, dijeron la seguimos. ¿Alguien tendrá la fórmula del empate oral que simule el triunfo de Milei?. Las internas hartaron hace rato.

El Presidente junto a Giorgia Meloni, primera ministra italiana, en el balcón de la Casa Rosada.

Digamos las cosas como son, sin andar sesgándolas: pocas veces se le alinearon tan bien y tanto los patitos a un presidente como esta semana, con la frutilla de entrar a Mar-A-Lago por poco de la mano de Trump y las reuniones con Macron, Meloni y Xi Jinping. Entre paréntesis: fue al G20, gritó, hizo un show y miró feo a Lula. Pero no sacó los pies del plato: firmó el documento y se quedó. Milei parece que masticara vidrio, pero no se lo traga.

En menos de un año supo bajar el impuesto inflacionario. No fue magia. Pero algo más: si uno busca en las encuestas, encontrará que esta vez la cuestión herencia penetró. Una casi sorprendente mayoría, a un año, responsabiliza y con razón al kirchnerismo de la decadencia y sus calamidades.

Pero Milei se entusiasma de más y se desboca. Es previsible. Y hasta es posible que especule, como político que ha dejado de ser un outsider, que tiene que salir a los gritos para hacer notar más que le está yendo bien. Envalentonado por los avances económicos y por la confusión y la parálisis que provocan en la oposición (hasta Moyano, aislado, se corrió de la CGT), Milei se mandó solo a bajar las PASO. Nadie lo acompañará en ese proyecto.

Y recargado, volvió a decir disparates sobre la prensa. Primero, en un reportaje en Estados Unidos, en X y al final en una publinota con uno de sus periodistas preferidos. El periodismo profesional entiende que a los gobiernos les interese atacar su credibilidad y para eso financien y lancen medios y periodistas militantes que se desacreditan a sí mismos. Que los trols sean más mileístas que Milei también se entiende: están para eso. Pero cómo se explica que el ministro Caputo cargue como un amanuense contra Villarruel y el siempre equilibrado Francos proponga como candidato al Gordo Dan después de que, en un acto más ridículo que peligroso, el tuitero se autoproclamara brazo armado de Milei, como los Montoneros del peronismo. ¿Qué bicho les picó?

Giuliano da Empoli, el sociólogo italiano experto en redes, dice que un insulto en la web es ganador o porque el aludido no replica y el insulto queda flotando, o porque si replica, aumenta la repercusión del insulto y muchos interpretan que está chamuyando para defenderse. En síntesis: por ahora, en las redes, el insulto vale dos.

El ministro Luis Petri y el Brigadier Fernando Mengo, relevado como Jefe de la Fuerza Aérea.

Volviendo a Villarruel y un detalle no tan detalle: hubo cierto ruido en los cuarteles con el áspero relevo de Fernando Mengo, jefe de la Fuerza Aérea, acusado de usar aviones oficiales para visitar, seguido, a una novia. Rara o no tan rara en el mileísmo la desacreditación. Y más rara la alusión del ministro Petri a un supuesto acoso sexual. Un nuevo Alberto Fernández. Algunos se preguntan si el despido tiene relación con la millonaria compra de 24 aviones de combate F16 a Dinamarca, protegida por el secreto militar, incluídas las construcciones civiles en los aeropuertos de Río Cuarto y Tandil, que pueden así contratarse sin licitación.

Pero en esto Villarruel no cortó ni pinchó. Lo que despertó el ataque de ira de Milei contra la vice fueron sus últimas reuniones con militares. La secretaria de Villarruel es hermana del coronel Jones, secretario del Ejército. La vice participó de una exposición de armamentos en Campo de Mayo y de un Festival de Bandas en el Campo Polo. Y se ocupó de que los videos se difundieran por las redes.

La vice frenó a comienzos de año ascensos militares propuestos por Milei. Uno fue el del general Jorge Berredo, comandante operacional del Estado Mayor Conjunto. Berredo, como subteniente, fue subordinado del padre de la vice, el teniente coronel Villarruel, segundo de Aldo Rico en el regimiento de infantería 37, de heroica actuación en la guerra de Malvinas: fue el que sufrió más bajas. Después del alzamiento carapintada, el teniente coronel Villarruel rechazó la orden de Alfonsín de jurar por la Constitución y se amotinó en Chubut. Berredo no lo acompañó.

Después de una súper semana de pizza y champán, suele seguir otra de acidez, aunque para el Gobierno termine con otra buena: el postre atrasado de la renuncia de Pablo Moyano.

Pero, siempre hay un pero: ¿Qué riesgos puede tener este otro récord, el de tener tantos funcionarios you are fired al estilo Trump, despedidos como aprendices de un programa de TV, sin el más mínimo agradecimiento por los servicios cumplidos?. Una cosa es que el presidente exija el cumplimiento de sus órdenes. Otra, peligroso, es exigir de todos el imposible mismo pensamiento, naturalmente el otro que el suyo.

Ese temor existe. Pero, tal vez, una buena para todos nosotros: debiéramos tener abundantes anticuerpos porque e lajuste lo está haciendo la gente. Es de la gente, y después de tantos años la sociedad sabe bastante bien cuál es y dónde está la infección.

Ricardo Roa

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