En la última rueda de la semana, el dólar blue se vendió este viernes con una suba de cinco pesos, a $1.135 en las cuevas del microcentro porteño. En el segmento bursátil, el dólar contado con liquidación se negoció a $1.107 (-0,4%); mientras que el dólar MEP opera en $1.080 (+0,1%).
De esta manera, la divisa informal registró en comparación con el viernes pasado un retroceso de $5 y marcó su segunda baja semanal consecutiva de noviembre.
La reciente estabilidad del mercado cambiario argentino, con una brecha histórica por debajo del 10% y un Banco Central que acumula reservas a niveles récord, marca un escenario inusual en la economía del país. Según analistas de mercado, estas condiciones, impulsadas por políticas como la desaceleración del "crawling peg" y una estrategia más agresiva de esterilización de pesos, han reducido significativamente las expectativas de devaluación. Esto, a su vez, ha permitido consolidar un contexto favorable para la desinflación, con tasas de inflación mensual que ya muestran una moderación sostenida.
Sin embargo, este aparente equilibrio plantea importantes desafíos a mediano plazo. Los expertos advierten que, aunque la estabilidad nominal es un logro notable, el gobierno enfrenta una tarea monumental si busca levantar el cepo cambiario de manera sostenible. Actualmente, el tipo de cambio real se encuentra en niveles históricamente bajos, lo que podría agravar el déficit de la cuenta corriente y aumentar la dependencia de la economía argentina a los flujos de capital externo.
La clave para sostener el esquema actual radica en la confianza del mercado y en la habilidad del gobierno para manejar posibles shocks externos y locales. Las tasas de interés y devaluación han encontrado un punto de equilibrio temporal, pero su sostenibilidad dependerá de cómo evolucionen factores como el comercio internacional y el clima político.
Por otro lado, la oportunidad que ofrece esta coyuntura es única. El gobierno tiene la posibilidad de aprovechar la estabilidad actual para diseñar una transición ordenada hacia un régimen cambiario más libre, con menores distorsiones económicas. Esto requerirá un delicado balance entre mantener el control de las expectativas de inflación, atraer inversiones extranjeras y preservar las reservas acumuladas.
En conclusión, el gobierno argentino enfrenta un panorama dual: un contexto que, aunque prometedor, podría desestabilizarse rápidamente si no se toman medidas cuidadosas. La ventana de oportunidad para avanzar hacia un modelo económico más robusto está abierta, pero dependerá de decisiones estratégicas clave para evitar que el aparente progreso sea efímero.
En los primeros días de noviembre, el BCRA recortó la tasa de política monetaria (TPM) de 40% a 35%, tras 6 meses de mantenerla inalterada (la había bajado de 50% a 40% el 13 de mayo). Para los expertos de la sociedad de bolsa Portfolio Personal Inversiones (PPI), el recorte de ese momento luce como el principal "trigger" o disparador de una escalada del CCL de 32,3% hasta mediados de julio.
"Hoy las cosas son diferentes. El 12 de julio, el equipo económico anunció una "esterilización de pesos", que en la práctica opera como un mecanismo de intervención creíble, dada la posición holgada de liquidez que tiene el BCRA para un mercado de dólar financiero todavía restringido. De igual relevancia, hoy el crawling luce sostenible (o el mercado se convenció de la idea del gobierno) por mucho más tiempo (por lo menos hasta las elecciones de 2025) que en aquel entonces", explicaron.
Por tal motivo, estimaron que —así como el spread de tasa en pesos y ritmo de devaluación no fue suficiente para sostener el carry en aquel momento— uno de una magnitud muy similar hoy sí podría serlo.
"Paradójicamente, hoy el mismo diferencial (construcción de curva de tasa fija en pesos a más de un año vista mediante), es suficiente para que el carry se sostenga. El CCL se mantuvo prácticamente sin cambios desde el anuncio de la baja de tasas del BCRA y la brecha cambiaria flota en torno a 16%, mínimos de la Administración Milei y de los últimos cinco años", apuntaron.
Los dólares financieros mantienen su tendencia a la baja, mientras la brecha cambiaria continúa comprimiéndose, marcando un escenario inusual en el panorama económico actual. Según el analista financiero Sergio Rodríguez, la brecha cambiaria marcó un nuevo mínimo histórico en la gestión de Javier Milei al perforar el piso de 10%. Este movimiento destaca como un reflejo de ciertas condiciones de estabilidad, aunque advirtió: "La convergencia de los dólares financieros con el dólar oficial no necesariamente implica que se esté cerca de levantar el cepo".
En paralelo, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) consolida una racha positiva en el mercado oficial de divisas. De esta manera, el total acumulado en noviembre asciende a 1.221 millones de dólares.
Para el analista financiero, desde mediados de septiembre, el Banco Central solo registró ventas en dos jornadas, logrando un acumulado de 3.315 millones de dólares en las últimas 44 ruedas, con lo que "es el mayor registro desde junio y refleja una estrategia sólida en la administración de reservas".
Aunque los datos reflejan avances significativos, el analista advierte que la sostenibilidad de estas condiciones depende de diversos factores externos e internos, incluyendo la evolución del comercio internacional, las políticas económicas del nuevo gobierno y la percepción de los mercados.
"Si bien estos números generan optimismo en ciertos sectores, el verdadero desafío será mantener esta dinámica en el mediano plazo y avanzar hacia una mayor estabilidad financiera", concluyó Rodríguez.
Según los analistas de PPI, la compresión de la brecha a mínimos junto a la compra de reservas hizo casi desaparecer las expectativas de devaluación. En otras palabras, resaltaron que el mercado se convenció de que el esquema (crawling peg incluido) "va para largo".
"Las tasas forwards vienen convergiendo al 2% mensual. A mediados de septiembre, las de oct/nov y ene/feb oscilaban entre 3,5% y 3,7% mensual y se priceaba una aceleración del crawl en diciembre (forward nov/dic en 4,2/4,4%). Hoy estas tasas se ubican en el rango 1,7-2,7%", precisaron.
De acuerdo con su perspectiva, las expectativas devaluatorias ancladas son clave para consolidar la desinflación, lo cual "ya es evidente ser prioridad top" para el equipo económico de cara a las elecciones de 2025.
"El canal de transmisión a los precios de una menor expectativa devaluatoria es a través de los bienes no regulados (64,9% del IPC). En octubre lograron quebrar el umbral de 3/3,2% al que había corrido en los cuatro meses previos al moverse al 1,9%", observaron.
En este contexto, y tras conocerse el dato de inflación de octubre, el gobierno mostró el as que traía bajo la manga para profundizar la desinflación: desacelerar el crawling peg. El presidente remarcó que si la inflación se sostiene en 2,7% ( "inducida" de 2% + "internacional" de 0,5% + "monetaria" de 0,2%) en noviembre y diciembre, se bajará el crawling de 2% a 1%.
Esta confirmación llega luego de que la fuerte compresión de las tasas de LECAP (entre 2,9% las más cortas y 2,4/2,5% las más largas al cierre de ayer) y el BCRA haya recortado la TPM de 40% a 35% de TNA, lo cual llevó al spread tasa-crawling a mínimos desde mayo.
"Es factible que parte de la cautela en desacelerar la devaluación tenga que ver con cierto impacto sobre el precio de los bienes en octubre de la reducción del impuesto PAÍS en septiembre", recalcaron.
No obstante, alertaron que todo este movimiento se construye sobre un tipo de cambio real que ya está "bajo" en términos históricos, solo 9/11% por encima de los mínimos post convertibilidad de diciembre 2023 y 2015. Por lo que, anticiparon que, con un dólar más fuerte y una dinámica local "desentendida" de la evolución de las monedas de los socios comerciales, es que es probable un mayor deterioro en el balance de Cuenta Corriente.
"Este mayor desbalance en la Cuenta Corriente, ceteris paribus, demandará más ingresos de capitales por la Cuenta Financiera, lo que vuelve más vulnerable el esquema a shocks exógenos (políticos y globales, más allá de que en lo local todo pueda salir 'perfecto')", advirtieron.
En el segmento bursátil, el dólar contado con liquidación se negoció a $1.107; mientras que el dólar MEP opera en $1.080.
Por último, la brecha cambiaria entre el dólar mayorista y los diferentes tipos de cambio, se encuentra de la siguiente manera:
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